Título: Amores al margen
Autor: Yoko Ogawa
Nº de Páginas: 224
Editorial: Funambulista
ISBN: 978-84-940906-7-7
Año de publicación: 2013
Sinopsis de la editorial: La joven protagonista de esta nueva y enigmática novela de Yoko Ogawa
oye constantemente en su cabeza un sonido muy parecido al de un extraño
instrumento y, además, sufre dolores atroces con cualquier mínimo ruido
exterior. El origen de la enfermedad es un misterio que sus numerosas
visitas al hospital no logran resolver, por lo que acepta participar en
una mesa redonda, organizada por una revista de salud y a la que asisten
otras personas aquejadas de problemas similares, para describir los
síntomas de su extraña enfermedad. Mientras trata de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que
siente, queda fascinada por el estenógrafo que transcribe lo que se dice
en el coloquio. La capacidad y velocidad de los dedos del joven para
plasmar en signos las palabras que se pronuncian ejercen sobre ella una
extraordinaria atracción.
Yoko Ogawa se ha convertido una de mis
autoras fetiches y en cuanto veo una novela de ella, no dudo en
leerla. Parece ser que su obra fue escrita hace varios años (casi
décadas), pero es ahora cuando está llegando a España, sobre a
raíz del éxito de La fórmula preferida del profesor. Tengo que
decir que sus novelas no me dejan siempre satisfecha, pero esto no
quita que no quiera leer más de ella. Ya sabéis que no es una
escritora convencional y que sus obras son entre misteriosas y
sorprendentes. Quizá en Japón sean más normales que en Europa,
algo que desconozco, ya que es la única escritora japonesa de la que
he leído algo.
YOKO OGAWA, LA AUTORA:
Nacida en 1962, su obra está inspirada
por Kenzaburo Oé y Anna Frank. De sus obras publicadas en español,
he leído y reseñado las siguientes:
SINOPSIS:
La protagonista y narradora de la
historia, es una joven de la que no sabemos su nombre. Padece una
extraña enfermedad de origen desconocido que le hace oír
constantemente ruidos en su cabeza. Por este motivo, un día acude a
una entrevista para una prestigiosa revista médica, donde otros
pacientes y ella cuentan sus dolencias. Así es como conoce a un
estenógrafo que está escribiendo a taquigrafía lo que los
participantes están contando. La protagonista enseguida se sentirá
enormemente atraída por los dedos del estenógrafo y emprenderá con
él una inquietante amistad.
IMPRESIONES:
Si tengo que definir esta novela con
una palabra, diré que es aburrida. Al principio me gustó, pero poco
a poco se convirtió en monótona y sin aliciente y no le encontré
la chispa que yo pensaba que iba a tener.
Nuevamente, Yoko Ogawa, nos presenta
una historia con pocos personajes y de los que no sabemos casi nada
de ellos. Ni si quiera el nombre de la protagonista y del estenógrafo
sólo conoceremos su inicial: la Y. Ellos 2 son los protagonistas
principales junto con el sobrino de la primera, que es un adolescente
de 13 años llamado Hiro que visita con mucha frecuencia a su tía.
La protagonista lo está pasando mal en
su vida. No sólo por su extraña dolencia (de la que luego hablaré
con más detalle), si no porque está viviendo un gran fracaso
sentimental. Poco a poco, ella misma contará cómo se quedó sola de
la noche a la mañana y cómo tiene que empezar a buscar trabajo sin
éxito (en este sentido, comprobé que la situación laboral de Japón
era como la de España: entrevistas infructuosas y selecciones
humillantes donde al final nada se consigue. Hay que tener en cuenta
que este libro se escribió a principios de los 90, por lo que intuyo
que en el país nipón llevan todavía más tiempo que en España con
esta situación). A medida que la vamos conociendo más a fondo,
podemos llegar a la conclusión de que tiene un trastorno compulsivo
ya que no es muy normal sentirse atraída solamente por los dedos de
un hombre. En realidad, los dedos de Y (el estenógrafo) son sus
herramientas de trabajo, ya que son con ellos con los que tiene que
coger el boli para traducir a taquigrafía lo que la gente dice. La
taquigrafía es una disciplina prácticamente en desuso hoy en día,
pero que tuvo mucha aceptación hace años. Como sabréis, se trata
de transcribir un discurso a la misma velocidad con la que se habla.
Por este motivo, se utilizan abreviaturas, signos, trazos breves y
caracteres especiales para representar palabras o frases. Yo creo que
fui de las últimas generaciones que aprendió esta modalidad y el
sistema que me enseñaron consistía en suprimir las vocales y en
sustituir terminaciones o conjuntos de letras por signos diferentes
(así a bote pronto esta sería la explicación). Hoy en día, con
las grabadoras (que cualquiera en su móvil la tiene) no tiene mucho
sentido esta práctica que en los años 60 era imprescindible para
trabajar en una oficina.
Y., el estenógrafo, acude a la casa de
la protagonista para que ésta le cuente su vida y su enfermedad y Y
se encargará de transcribirlo a taquigrafía. Así es como vamos
conociendo a la protagonista, de la que tengo que decir que ya podía
haberle dado la escritora ya no digo un nombre, si no al menos una
inicial; ya que al reseñar la novela me está resultando muy
incómodo tener que decir todo el tiempo “la protagonista”.
La enfermedad de la protagonista es lo
que más me atrajo al leer el argumento del libro. Consiste en
escuchar constantemente sonidos en el oído y sufrir dolores con
cualquier sonido exterior. Como podéis comprobar, esta dolencia
física se puede convertir en un autentico tormento para el que la
padece y hasta provocar serios trastornos psíquicos. Casualmente,
ayer vi en la tele a la actriz Silvia Abascal, quien como sabéis,
tras sufrir un ictus decidió someterse a una complicada operación
que le trajo como secuela, precisamente escuchar pitidos constantes,
además de tener hiperacusia, es decir oír más de lo debido. Ni si
quiera puede hablar por teléfono o recibir aplauso. Desde aquí le
deseo una rápida recuperación.
La protagonista desconoce el origen de
la enfermedad y lo mismo se le pasan los síntomas como le vuelven.
Como os decía al principio, la
historia me resultó hasta cierto punto tediosa. Se lee prácticamente
en una sentada, pero llega un momento en que no sabes muy bien para
dónde va a tirar y da la sensación que la escritora no sabe como
seguir el argumento.
En cuanto al final, éste se entiende
perfectamente, pero me quedó un sabor agridulce de que había leído
algo insustancial que me había hecho perder el tiempo.
CONCLUSIÓN:
Como veis, nuevamente Yoko Ogawa no
deja indiferente y te mete en una novela extraña y original. Sólo
la recomiendo si eres seguidor de la escritora, pero si no leíste
nada de ella, es mejor que empieces por otras.