Había una canción a principio de los 80 que aseguraba que el
vídeo había matado a la estrella de la radio. En una época donde la televisión era ya el medio
masivo por excelencia, todo hacía presagiar que la radio no iba a tener sentido
y que su final estaba cerca. Y no fue así, afortunadamente. Aunque era evidente
que la radio iba a perder el poder mediático que tenía, ésta supo sobrevivir a
las nuevas tecnologías, ya fuera como medio alternativo o simplemente
nostálgico. Y fijaos que la llegada de internet, no ha hecho más que
consolidarlo aún más y hasta resurgirlo si cabe. Lo que son las cosas, si ahora
si no escuchaste un programa en directo, puedes acudir a la página web de la
emisora y buscar el podcast para oírlo cuando te apetezca.
Y es que el avance tecnológico va acabando con unas cosas y
sustituyéndolas por otras. Así, el teléfono fijo está siendo sustituido a su
vez por el móvil, que a su vez no hace más que sustituirse por otros móviles
más modernos (¿alguien se acuerda de los SMS?) o incluso las redes sociales
están acabando con aquellos foros donde nos contábamos todo la gente hace una década
escasa. Y el avance es tan rápido que ni da lugar a la nostalgia, donde ahora
parece que el whatasapp existió desde que internet llegó a nuestras vidas. Ya
nadie recuerda el Messenger aquel que anunciaba que tal amigo se acaba de conectar
o aquellos My spaces donde colgábamos toda nuestra vida. Ahora es el Twitter,
el Facebook, el Instagram y el whatasapp con esos grupos que muchas veces
acaban como el rosario de la aurora… Si creíamos que el mundo virtual iba a ser
una mentira y una falsedad, nos equivocamos,
afortunadamente. Hay más realidad
que en el mundo “real”, os lo aseguro.
Quien habla de las comunicaciones también puede hablar de la
música, donde la nostalgia sí se instaló en nuestras mentes (o nuestros
corazones). Ya no vamos a la tienda de discos a comprar el LP de nuestro
cantante o grupo preferido. Ahora es el spotify el que nos ayuda a buscar
nuestra música, sin ocupar espacio en nuestros dispositivos (bendito Premium
que te quita los anuncios). Aún así están volviendo los vinilos (que los
entendidos de verdad en música decían que la música se escuchaba mejor) y el
otro día leí en “no sé dónde” que la cinta iba a resurgir adaptándose a los
tiempos (espero que no haya que volver a rebobinar para escuchar una canción,
eso sí).
Pero centrémonos en la lectura. A nuestros queridos libros
parecía que les iba a salir un serio competidor que amenazaba con su
desaparición de la faz de la tierra. Se llamaba e-book y si hablo en pasado es
que, en contra de lo que se preveía, no
va a poder con el libro de papel.
Yo lo tengo y me alegro por ello. Y seguro que cuando se me
estropee, compraré otro. Esta vez será con luz y con otros muchos más avances.
Pero eso no quiere decir que no volveré a leer nunca más en papel. Eso en la
vida. Y creo que a todos los amantes (y no tan amantes) de la lectura les
pasará lo mismo.
Es cierto que ahora puedo leer algo que me interesa con más
facilidad. Que ya no me hace falta esperar a que lo lleven a alguna biblioteca
de mi ciudad para leerlo. Que sí, que ahora me “busco la vida” (imaginaos
porque lo entrecomillo) y en un pis y pas y casi por arte de magia: ¡Alehop! Ya
lo tengo en mi poder (y digo eso de ¡¡¡¡ES MIO, ES MIO!!!!). Y como lo importante es leer, te pones con él
y te da igual que sea en papel que en una pantalla, ya que se trata de un
cómodo formato y totalmente adaptado a nuestra vista (que aunque de momento la
presbicia me ha respetado, conviene ser precavidos).
Pero, ¡ay amigos!, cuando una vuelve a leer un libro en papel
de los de toda la vida… ¡eso no tiene precio! Y mirad que leer en la cama en
ebook lo hace mucho más cómodo (sobre todo si se trata de un buen tocho). Pero
esa sensación de tener el libro en las manos, con su olor, con su portada, sus
solapas con la sinopsis y la biografía del autor…. Eso ni el mejor ebook del
mercado lo puede conseguir.
Porque no nos neguemos: leer un libro es un ritual en si
mismo, que va mucho más allá de adentrarse en una historia y disfrutarla (si se
puede, claro, que luego todo ya va en gustos). También se trata de sentir ese
libro en el amplio sentido del término: el sonido de las páginas al pasarlas,
el olor del papel, el poder tocar el libro o el mirar su portada detenidamente.
Porque muchas veces es sólo la portada lo que nos hace querer leer el libro.
Fijaos que a mí no me gustó demasiado Cien años de soledad pero sí compraría,
sin embargo, la nueva edición que sacaron ahora, ya que me parece una obra de arte.
Por eso las librerías nunca van a desaparecer. Porque aunque
en un dispositivo que puedes llevar perfectamente en el bolso entren la casi
totalidad de ejemplares que pueda haber en una tienda, nunca podrá sustituir a
una librería o biblioteca. Ese placer de mirar los libros, de poder tocarlos y
hojearlos, nunca lo va a tener un ebook, por mucho que digan.
No
digo que no me guste el ebook y que esté en contra de él, ya que como os decía
antes, está facilitando que lea mucho más que antes. Y no creo que desaparezca
tampoco aunque no se está introduciendo en nuestras vidas como en un principio
parecía que lo iba a hacer. Quién sabe si lo que desaparecerá será el ebook
viendo como los avances tecnológicos tienen casi siempre los días contados.
¿Será esta vez el libro físico el que lo desbanque para siempre? Va a ser que sí
Sin duda, el libro físico no desaparecerá porque leer en papel es otra cosa. Y yo tengo kindle y estoy completamente enamorada por él. De hecho, cuando se me rompió el primero que tuve, el básico, me compré el Papperwhite que es aún mejor. Pero lo tengo de forma complementaria a los libros en papel. El ereader es la comodidad, el papel la pasión
ResponderEliminarMuy buen post
Besos
Me ha encantado tu post. Estoy de acuerdo. Una cosa no quita la otra. Yo soy muy fan de mi kindle pero no dejo de leer en papel
ResponderEliminarUn beso ;)