El
otro día leí un post de despedida de una conocida bloguera para mí
desde hace muchos años. No era la primera vez que leía un post suyo
de estas características, puesto que en la página donde la conocí,
llegó un momento que escribió una opinión en la que decía adiós
a sus seguidores (que eramos cientos) y daba la bienvenida,
precisamente, a ese blog que ahora parece que va a a dejar (no lo
aseguraba categóricamente pero daba a entender que iba a ser así).
Aquella
página, como podéis imaginar se llamaba Ciao, que era una especie
de “macroforo” donde los usuarios podían escribir opiniones
sobre cualquier tipo de productos. Y se ganaba dinero con ello,
también. Recuerdo como en poco tiempo aquellas opiniones escritas
por sus socios (o como queramos llamarlo) se posicionaban en los
primeros puestos de Google cuando buscábamos info de algo, mientras
los suscriptores se multiplicaban a diario atraídos por la simple
idea de ganar unos “eurillos” a cambio de relatar sus
experiencias con los productos que utilizaban.
Y
como si de una red social se tratase, se hicieron muchas amistades
virtuales. Entre la chica que os comento (de la que me encantaron sus
opiniones de Madrid, sobre todo), me acuerdo de hacerme amiga de otra
chica que había ido a mi mismo colegio (pero que nunca nos habíamos
visto). También reencontré a un chico que había ido conmigo a un
campamento cuando eramos pequeños. O conocí a Laky, de quien soy
asidua de su blog desde hace años. Y a tantas otras personas que ya
no recuerdo porque les perdí la pista en este mundo virtual que no
hace más que cambiar y cambiar
Porque
Ciao, que en su día como os contaba fue una página de referencia en
cuanto opiniones se refiere, fue muriendo de inanición. Últimamente
ya no escribía casi nadie y ni dinero se ganaba prácticamente. Pero
eso no fue lo que lo mató, porque a Ciao no lo mató nadie, sino que
murió por si mismo. Y su muerte se debió a que quedó obsoleto y su
formato dejó de tener sentido, en detrimento de la llegada de redes
sociales como Facebook, Instagram, Tripadvisor donde el intercambio
de información es más rápido y hasta más concreto (como es el
caso de Tripadvisor que está enfocado al mundo de la hostelería
exclusivamente).
Y
también los blogs le hicieron la competencia a Ciao y salieron
ganando estos últimos. Precisamente, muchos suscriptores de Ciao
teníamos (y tenemos todavía) blogs personales donde escribíamos
las opiniones que habíamos subido primero a la otrora página de
opiniones. Pero nos acabamos cansando y decidimos quedarnos con
nuestros cuadernos de bitácora, ya que ofrecía, entre otras
ventajas, la posibilidad de programar nuestros posts y publicarlos
cundo quisiésemos.
Y
antes de que Ciao desapareciese de la faz de la tierra, yo subí mi
correspondiente opi de despedida (lo de opi es porque así llamábamos
cariñosamente a las opiniones). No quería que aquella página
cerrase sin decir adiós de forma personal. Y así acabó mi relación
con Ciao, que paradójicamente significa adiós en italiano. Una
relación que duró más de 10 años y en la que llegué a escribir
con 2 nicks diferentes, viendo que con el primero llegó un momento
que no me seguía nadie. Por cierto, y a modo de cotilleo os soplo
que la escritora Lorena Franco, conocida escritora de Ella lo sabe,
entre otras novelas, escribía opiniones de productos de belleza.
Quién sabe si no había leído algo de ella ya…
Como
os decía antes, los blogs ganaron terreno a Ciao y se posicionaron
como favoritos entre el público. Muchos eran los servidores que
ofrecían sus servicios gratuitos para que cualquier usuario de
Internet pudiera tener su rincón personal para escribir lo que le
apeteciera. Que yo recuerde tuve uno dentro de un periódico que no
recuerdo el nombre pero del que me cansé y nunca más supe de él. O
aquel Myspace que arrasó hará como 10 años y que no había grupo
musical que no tuviera el suyo correspondiente. Según leí el otro
día, alguien lo compró y sigue funcionando…
Y
blogspot fue el favorito entre los servidores para los usuarios. De
una manera sencilla e intuitiva podemos personalizar nuestros blogs y
escribir lo que queramos. Durante una época, quien más y quien
menos se creó uno y hay quien llegó a triunfar con ello. Los hay de
todo tipo: de moda, de recetas, de poesía, de música y, por
supuesto, de reseñas de libros que es de lo que acabó siendo el
mío. Sí, porque cuando empecé con él era más bien como un diario
donde iba plasmando mi vida, hasta que el propio blog tomó vida y se
convirtió en un blog literario, principalmente.
Pero
últimamente observo que los blogs están de capa caída también.
Quizá los literarios son los que más sobreviven, debido a que la
propia literatura incita a que escribamos. Aún así, lo cierto que,
sobre todo Instagram, es una red muy utilizada para reseñar los
libros que la gente va leyendo. Ya sea en la sección de noticias o
en las storys, lo cierto que es muy común que los lectores hagan una
reseña de un libro que han leído de una manera más sencilla que si
la tuviesen que escribir y subirla al blog.
Y no
sólo reseñas sino recetas de cocina, maquillajes o vestidos, lo
cierto que Instagram hace que los usuarios puedan compartir sus
experiencias de una forma mucho más rápida y llegando a una
audiencia mayor si cabe.
Por
este motivo, creo que el futuro de los blogs no está muy claro, pero
me temo que como tantas otras cosas del mundo virtual que
desaparecieron de la noche a la mañana, cualquier día los blogs
pasen a mejor vida. O quizás evolucionarán en otras cosas. O quizás
estén evolucionando ya y no nos estemos dando cuenta, quién sabe.
Pero
yo que llevo usando Internet desde el año 99 (¡20 años ya!) he
visto como fue trasformándose este mundo poco a poco. Al principio
eran sólo Páginas web que ofrecían chats para que los internautas
pudiéramos interactuar. Y mirad lo que es ahora. Así que me temo
que los blogs corran el mismo destino y en unos años (o no tantos)
un blog será un recuerdo de algo que un día desaparició. O se
convirtió en otra cosa.