miércoles, 26 de diciembre de 2012

Reseña: La bibliotecaria de Auschwitz de Antonio G. Iturbe


  • Título: La bibliotecaria de Auschwitz 
  • Autor: Antonio G. Iturbe
  • Nº de Páginas: 488
  • Editorial: Planeta
  • ISBN:  9788408025832
SINOPSIS: Sobre el fango negro de Auschwitz que todo lo engulle, Fredy Hirsch ha levantado en secreto una escuela. En un lugar donde los libros están prohibidos, la joven Dita esconde bajo su vestido los frágiles volúmenes de la biblioteca pública más pequeña, recóndita y clandestina que haya existido nunca. En medio del horror, Dita nos da una maravillosa lección de coraje: no se rinde y nunca pierde las ganas de vivir ni de leer porque, incluso en ese terrible campo de exterminio, «abrir un libro es como subirte a un tren que te lleva de vacaciones». Una emocionante novela basada en hechos reales que rescata del olvido una de las más conmovedoras historias de heroísmo cultural.

Lo primero que me llamó la atención de este libro fue su título, ya que Auschwitz y bibliotecaria parecen no casar. ¿Acaso hubo una biblioteca en el conocido campo de concentración famoso no precisamente por sus confortables instalaciones? Enseguida puedes pensar si no será la historia de una bibliotecaria de profesión que estuvo prisionera en Auschwitz, pero cuando te fijas en la portada y ves la figura de una niña con una estrella amarilla leyendo sobre un banco de piedra te empiezas a plantear que igual hubo algún libro en el conocido (por desgracia) campo de concentración de cuyo nombre nadie se quiere acordar...
  
Y sí, los libros no estaban bien vistos entre los Nazis, por no decir que estaban tajantemente prohibidos. De todos es sabido que a los dictadores no les interesa que sus súbditos tengan cultura alguna y para muestra un botón: en España tuvieron que pasar muchos años para lograr una educación obligatoria al alcance de todos. Os aseguro que entre la generación anterior a la mía era muy normal que la gente sólo supiera leer y escribir y conociera poco más que las 4 reglas de ortografía. 

Aún así, en ese lugar donde todo el que entraba estaba destinado a morir (y no dignamente) hubo lugar para la cultura y, por supuesto, hasta existió una pequeña biblioteca de poco más que 8 libros. Todo bajo un tablón y sin apenas mesas y sillas, pero que gracias a la valentía de una jovencita de apenas 14 años, la gente pudo ser algo más feliz. Es cierto que los libros no matan el hambre o la sed, pero sin su existencia moriría la humanidad entera. 

ANTONIO G. ITURBE, EL AUTOR:

Nacido en Zaragoza en 1967, trabaja como periodista cultural en diferentes medios como la revista Qué leer (de la que es director) o periódicos como El Periódico o La Vanguardia. También ha escrito cuentos infantiles dentro de “Los casos del Inspector Zito” y otras novelas como “Rectos torcidos” o “Días de sal”
 

ARGUMENTO:

Dita Dorochova es una pre-adolescente de apenas 13 años que vive feliz con sus padres en Praga. Su vida es la de cualquier niña de su edad y trascurre entre el colegio (donde sueña con estudiar una carrera) y su familia y amigos. Es lo que se dice una niña feliz. Pero su vida dará un giro de 180º cuando estalla la Segunda Guerra Mundial y es deportada junto con su familia primero a Terezín, un gueto para judíos dentro de Praga y posteriormente a Polonia, más concretamente a Auschwitz dentro de la población de Cracovia

Ella no entiende nada y sólo sabe que su único delito es ser judía. Por ello, lleva colgada una estrella amarilla que la identifica dentro de esa raza que los Nazis parece que quieren exterminar. En Auswitchz vive hacinada junto con otros judíos en barracones infrahumanos donde son obligados a trabajar a destajo.

 
En ese campo de concentración hay una auténtica red de negocios clandestinos para conseguir algo de alimento, aunque sea sólo un pedazo de pan. Y, también, hay una pequeña escuela para que algunos niños puedan aprender. Esto sorprende enormemente a Dita, que se extraña de que los niños importen algo ahí, y sobre todo, se preocupen de su cultura (sabe que a los dictadores no les interesa algo así). Poco a poco irá descubriendo el por qué de ese insólito barracón en el que hay una biblioteca clandestina. Sólo hay 8 libros, entre los que se encuentran 3 novelas y un atlas geográfico, pero supone un auténtico lujo en medio de semejante horror. Tras quedarse sin director, Dita con sólo 14 años será designada para custodiarla. Tiene que tener cuidado, ya que si la pillan, su vida corre peligro y por ello tiene que esconder esos libros debajo de un tablón. 

Su adolescencia trascurre muy diferente a cómo tenía que haber sido y sólo desea una cosa: sobrevivir. De la mando de ella, conoceremos cómo era la vida en Auswitchz, primero y luego en el campo de Bergen-Belsen donde coincidirá con una niña que muere de tifus y de la que luego descubrirá su nombre... 

IMPRESIONES: 

Dita Dorochova en realidad existió y su nombre verdadero es Dita Kraus, por lo que la novela está basada en hechos reales. Actualmente vive en Israel con su marido e hijos. Aunque es el personaje principal de la historia, lo cierto que se puede decir que el protagonista es en realidad el horror. El escritor nos da todo tipo de detalles de lo que sucedía en aquellos campos de concentración: condiciones infrahumanas, pésima alimentación y un destino totalmente incierto donde se sabía que pocos sobrvivían. Así, muchas veces Dita se pierde en la narración (sin por ello estar ausente) y el autor se recrea en describirnos lo que ahí ocurría.


En Auswitchz lo que pasas es miedo ante lo que les pudiera ocurrir a los protagonistas. Dita tiene varías amigas de su edad con las que comparte confidencias y secretos. Ella está haciendo algo ilegal y su vida corre peligro. Pero es lista y avispada y con su ingenio logrará dar esquinazo ante aquellos que vigilaban aquel campo a todas horas y donde hasta había una alambrada donde podían morir electrocutados.


No solamente ella corre peligro, sino todo aquel que de un paso en falso está en el punto de mira. Por este motivo, la mayoría quieren huir de ahí. Algo que parece imposible en ese lugar donde eran tratados de manera tan inhumana con torres de vigilancia por todas partes y soldados que controlaban todo. No era un campo de concentración, si no de exterminio. 

Sí en Auswitchz pasé terror ante lo que a les pudiera suceder a los que ahí estaban presos sin motivo, en Bergen-Belsen (campo situado en Hamburgo) sentí impotencia ante el horror que ahí se vivía. Ya os digo que me resultó peor que Auswitchz si cabe: quizá el escritor quiso profundizar más en las condiciones o quizá fue peor no digo que no (al fin y al cabo en Cracovia había camas; en Hamburgo, no).


El tema del holocausto judío es algo que me atrae desde que vi hace mucho años La lista de Schindler. Recuerdo que yo estaba estudiando C.O.U. y daba historia (fui por letras, sí) y todos los terceros y COUs (los que teníamos historia) la fuimos a ver a una sesión matinal de unos cines que ya cerraron. Es una película que me marcó, ya que, aunque yo había oído algo hablar de este tema, no sabía muy bien lo qué había ocurrido en realidad. Uno de las mayores vergüenzas de la humanidad, que ocurrió en nuestro continente no hace mucho tiempo. Y para que no se pueda repetir, estos campos están abiertos al público para que la gente lo pueda visitar.



Es algo de lo que ahora todos los alemanes se avergüenzan y nadie quiere hablar de ello. Sé de gente que fue a poblaciones con campos de estos cercanos y que, al preguntar por dónde caían, los habitantes preferían decir que no tenían ni idea. No es de extrañar: no sólo se les obligaba a realizar trabajos forzosos y se les metía en la cámara de gas, si no que los médicos ahí presentes utilizaban a algunos reclusos para experimentos extraños. En el libro se nos habla de todas estas prácticas, por lo que ya sabemos que no va a ser un libro con una historia de cuento de hadas, precisamente. Aún así, lo recomiendo, porque sabiendo lo que no vamos a encontrar, no nos tiene que pillar nada por sorpresa. Creo que historias así deben ser de obligatoria lectura, ya que de los errores se aprende y es necesario conocer nuestra historia. No hay que buscar culpables, pero es evidente de que quizá se podría haber evitado parte de la tragedia. ¿Por que Estados Unidos tardó tanto en liberar a los que todavía quedaban? ¿Nadie sabía lo que hay estaba ocurriendo en realidad? Ellos querían engañar a la Cruz Roja haciéndoles ver que no pasaba nada y parece ser que lo consiguieron. 

También en La bibliotecaria de Auswitchz aprendemos del comportamiento humano, ya que incluso entre los propios judíos ahí presentes había desconfianza. Todos querían sobrevivir y eran capaces de cualquier cosa con tal de salvar del pellejo. Incluso si había que delatar al vecino, se le delataba y punto. Por lo tanto, nadie se fiaba de nadie y eran todos sospechosos. No hay que olvidar que llegaba un momento que pasaban una criba y los que más desnutridos estuvieran, eran desechados a la cámara de gas. Por lo tanto, primaba la ley del más fuerte. 

Pero también había lugar para las amistades (Dita está en plena adolescencia y necesita de esas amigas tan importantes cuando empezamos esa época). También había lugar para el amor (incluso amores mixtos e imposibles como uno entre una judía y un nazi que tampoco entiende lo que está pasando) e incluso hay como una especie de supermercado donde todo el mundo trata de ingeniárselas para conseguir un mendrugo de pan.

De entre todos los personajes, hay uno que gustó especialmente: Fredy Hirsch, un joven alemán judío que es el que dirige la escuela clandestina. Es un chaval de gran personalidad con algún secreto que otro en su vida, que desconcertará a Dita. Su destino, será uno de los misterios de la novela.

La novela queda cerrada prácticamente hasta nuestros días, ya que el autor incluso nos dice qué fue de cada uno de sus personajes (tanto de un bando como del otro). Dita, aún vive, y su vida no fue la que tenía que haber sido. Cuántas historias personales quedan truncadas por guerras e injusticias: familias rotas, amores truncados, sueños incumplidos, vidas que se quedan por el camino... 

Si pensáis que la lectura os puede resultar muy dura y eso os echa un poco para atrás, animaos. De verdad, que merece la pena leer este libro para conocer una parte importante de nuestra historia reciente de la que tampoco se encuentran muchas novelas. Parece que la Segunda Guerra Mundial da lugar a otras historias, pero no se acaban de meter en la parte más dura de ella.

CONCLUSION: 

Laky se preguntaba en su reseña por qué ocurrían estas cosas: gente que se empeña en matar a otra por no ser de una determinada manera. Recuerdo que cuando fui a ver la película que os mencionaba un poco más arriba, nos dieron unos “flyers” informativos de lo que había sido el holocausto judío y de las características de la película (recordad que era en blanco y negro a elección del director, que quiso usar el color sólo al principio y al final). También nos ponían una poesía de Bertolt Brecht que me hizo pensar: 

Primero se llevaron a los comunistas
pero a mi no me importó
porque yo no era.
En seguida se llevaron a unos obreros
pero a mi no me importó
porque yo tampoco era.
Después detuvieron a los sindicalistas
pero a mi no me importó
porque yo no soy sindicalista.
Luego apresaron a unos curas
pero como yo no soy religioso
tampoco me importó.
Ahora me llevan a mi
pero ya es tarde.

Ahí lo dejo. Los holocaustos empiezan desde que somos pequeños. ¿Cuánta gente no sufre lo que ahora llaman “bullying” por ser así o asá, llevar algo distinto en la cara o seguir determinada tendencia alejada de la moda? No hay que reírse y si no, acordaos de “...ahora me llevan a mí, pero ya es tarde”

Por este motivo, libros así son los que siempre digo que deberían ser obligatorios en los institutos


 
Por primera vez en mi vida y gracias al Kindle, he subrayado un libro con las frases que más estaban llamando mi atención. Ahí os las dejo:

Vivir es un verbo que sólo se conjuga en presente.

No era una biblioteca extensa. En realidad, estaba formada por ocho libros, y alguno de ellos en mal estado. Pero eran libros.

Se daba cuenta de que debía cuidar esos libros como a ancianitos supervivientes de una catástrofe porque tenían una importancia crucial: sin ellos podía perderse la sabiduría de siglos de civilización.

Auschwitz no sólo mata a los inocentes, también mata la inocencia. 

Los mayores se desgastan inútilmente buscando una felicidad que nunca encuentran; en cambio, a los niños, la felicidad les brota de la palma de las manos.

Cada día que pasa es una batalla que se gana.

¡Si no luchas por la victoria, no llores después por la derrota!

Caras idénticas de estupor porque el desamparo iguala a las personas.

Los libros guardan dentro de sus páginas la sabiduría de quien los escribió. Los libros nunca pierden la memoria.

cuando no se puede soñar con el futuro, siempre puede uno hacerlo con el pasado.

si perseveras en lo que crees, al final la justicia aflora por muy hundida que esté.

Piensa que vivir entre enseres quebrados es una señal de vidas rotas.

Empezar un libro es como subirse a un tren que te lleva de vacaciones.

La desconfianza es un picor que empieza despacio, pero cuando quieres darte cuenta ya no puedes dejar de rascarte.

Al final, H. G. Wells tenía razón y en verdad existe la máquina del tiempo: son los libros.

No es de buena educación escuchar conversaciones ajenas. Tampoco es de buena educación ahogar a la gente con gas venenoso...

un libro es una trampilla que conduce a un desván secreto: la abres y te metes dentro.

En un lugar como Auschwitz donde todo está diseñado para hacer llorar, la risa es un acto de rebeldía.

la alegría, en un lugar como Auschwitz, es un parpadeo.

el escarmiento y la ejecución son para los nazis pedagogía pura.

La verdad es algo que arma el destino, no es otra cosa que un capricho del azar. En cambio, la mentira es más humana: la fabrica el hombre, está hecha a su medida.

—La vida, cualquier vida, dura muy poco. Pero si has conseguido ser feliz, al menos un instante, habrá valido la pena vivirla.

—¡Un instante! ¿Cómo de corto? —Muy corto. Basta con ser feliz el tiempo que tarda una cerilla en encenderse y apagarse.





Reseña perteneciente a la lectura de conjunta de los blogs O Meu Cartafol y Momentos de Silencio Compartido.




10 comentarios:

  1. me ha encantado esta reseña, de verdad que existen tantos libros hermosos, y este es uno de ellos. Saludos

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  2. Una magnífica reseña, Leira, con la que estoy totalmente de acuerdo. También pienso que ésta u otras novelas similares deberían ser de lectura obligatoria.
    Me encanta el poema que has puesto y, sí, creo que lo explica todo bastante bien
    Besos

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  3. Una reseña muy completa;a mi me encantó este libro,podria decir que es uno de los libros que más me han gustado entre los que he leido este año.
    Besos

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  4. Una gran reseña, después de la lectura conjunta creo que sí que me animaré a leerlo, el poema de Brecht no podía más ir en la línea. Una gran idea incluirlo. Besos y me ha gustado mucho leerte.

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  5. Se nota por la reseña que te ha gustado mucho, yo tengo cada vez más ganas de leerlo, a ver si tengo suerte estas fiestas y cae de regalo
    besos

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  6. Una gran reseña! Aún no he terminado el libro pero me está gustando muchísimo. Me ha sorprendido mucho el autor con esta novela ya que sólo lo conocía por su faceta infantil.
    Besotes!!!

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  7. Este ha sido uno de mis libros favoritos este año. Tengo especial interés por todo lo relacionado con el Holocausto, la persecución alemana a los judios... Soy una enamorada de Alemania y sinceramente creo que cualquier persona debe visitar alguna vez un campo de concentración para entender la magnitud de lo sucedido. Me parece una crítica estupenda, sólo puedo hacer comentarios positivos. Enhorabuena.

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  8. Lo que más me asusta de todo esto es que los que hicieron esto no eran monstruos, eran hombres y mujeres como tú o yo respaldados democráticamente por millones de alemanes... Aquí en nuestra Guerra Civil se produjeron atrocidades entre "hermanos"...
    Besos,

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  9. Completísima reseña, y totalmente de acuerdo en tus impresiones. Besos y feliz año nuevo.

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  10. Una buena reseña, pero no leería este tipo de libro, me parece muy fuerte.
    Besos.

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