Título: Los tiernos lamentos
Autor: Yoko Ogawa
Nº de Páginas: 320
ISBN: 978-84-941475-6-2
Año de publicación: 2013
Sinopsis de la editorial: Herida por la infidelidad de su marido, la joven Ruriko, calígrafa de
profesión, decide dejar Tokio y refugiarse en un chalé familiar en las
montañas, donde tratará de recobrar el sosiego. No lejos de allí vive Nitta, un conocido pianista que en su día dejó de
tocar por inexplicables razones, reconvertido ahora en fabricante de
clavecines, un hombre del que emana una gran calidez y paz interior que
fascinan a nuestra protagonista. Nitta va siempre acompañado de su perro ciego y sordo, y de Kaoru, una joven enigmática, obsesionada por los clavecines, que lo ayuda en su trabajo. La calígrafa se pregunta por la relación entre estos dos seres al tiempo
que teje con ambos unas relaciones que van mucho más allá de la
amistad. El destino de este triángulo no dejará de sorprender al lector.
Acabé este libro hace una semana y no
me gusta que pase tanto tiempo para hacer la reseña, ya que se me
olvidan detalles de la novela y luego la reseña queda incompleta.
Además, ya digo que este el típico libro que cuesta reseñarlo,
debido a que no es una historia que me haya llegado lo suficiente
como para poder hablar de ella. Ya estáis viendo, por lo tanto, que
no va a ser una de mis lecturas de 2014, precisamente.
YOKO OGAWA, LA AUTORA:
Nació en Okayama en 1962 y se inicia en la escritura en 1986. En el blog podéis encontrar las reseñas de sus siguientes obras:
IMPRESIONES:
La protagonista y narradora de Los
tiernos lamentos es Ruriko, una joven calígrafa que acaba de sufrir
un engaño amoroso y por ese motivo decide ir a una casa familiar
situada en el campo. Sus únicos vecinos son Nitta, un pianista que
fabrica clavecines y Kaoru, una joven que vive con Nitta. Los 3
formarán un peculiar grupo.
Este podría ser el resumen rápido de
esta historia muy en la línea de Yoko Ogawa (los que leísteis algo
de ella, sabréis a lo que me refiero). Como siempre ocurren en sus
novelas, otra vez hay pocos personajes y estos son bastante atípicos
y enigmáticos.
Empezando por Rurika, que de profesión
es caligrafa. Supongo que en el país Nipón, será muy normal esta
profesión, teniendo en cuenta el tipo de escritura que utilizan, con
símbolos que ya en si mismos son auténticas obras de arte. Se
dedica a pasar a mano historias que le encargan y en ese momento se
halla inmersa en la biografía de una anciana con una vida llena de
desgracias, que te hace plantearte cómo puede ser posible que una
persona tenga tanta mala suerte en la vida (es pasar de una tragedia
a otra, prácticamente). Rurika acaba de descubrir una infidelidad de
su marido (oftalmólogo de profesión) y por eso decide divorciarse
de él y alejarse de su vida. A medida que nos adentremos en la
historia descubriremos los entresijos de la relación, donde lo de
menos es la infidelidad visto lo visto.
Nitta es el vecino que tiene más cerca
y es un genial pianista. Sin embargo, no toca el piano y se dedica a
fabricar clavecines (poco a poco iremos conociendo por qué motivo no
puede dedicarse a tocar el piano). Probablemente el clavecín no os
suene de nada, pero es un instrumento musical que fue muy utilizado
en el barroco y que fue sustituido por el piano. Como veis,
nuevamente, gracias a Yoko Ogawa descubrimos algo que no conocíamos.
Por el último está Kaoru, un
personaje bastante enigmático y bastante imprevisible.
La historia más que nada es la
convivencia de los 3 protagonistas y muchas veces estás deseando que
llegue algo emocionante, porque la narración se convierte más que
nada en un diario sin nada importante. De repente, nos enteramos de
algo, pero luego se diluye sin más y al menos yo, me quedé como si
tal cosa. Por ejemplo, Kaoru tiene un secreto en su pasado que parece
que va a ser la guinda del pastel, pero que luego se queda en nada.
El final no queda abierto, pero es el
típico final que da la sensación que la escritora no quiso seguir y
decidió terminado. No se puede decir, por tanto, que quede concluso
ni cerrado. Es de esos que cuando acabas dices: “Ah, vale, ¿ya
está?'”.
CONCLUSION:
Para mi gusto es una historia
prescindible y sin sobresaltos, donde no ocurre casi nada
emocionante. Parece que como dice la canción de Sabina: ¿Emociones
fuertes? Buscarlas en otra canción. Que en este caso sería otra
novela. Le doy una nota normalita ya que se deja leer, como ocurre
con la prosa de Yoko Ogawa. Pero ya os digo que no vais a encontrar
muchos sobresaltos. Al menos, yo no los tuve. PRESCINDIBLE.
Hel eído 3 o 4 novelas de esta escritora. La fórmula preferida del profesor me gustó mucho pero las demás, más cortas, me dejaron a medias y con una sensación rara. Por éso no me decidí cuando vi que se publicaba esta novela y veo que hice bien
ResponderEliminarBesos
A mi esta autora me gusta mucho, pero es verdad que a veces da la sensación de que podría dar un paso más en la trama, no tanto en los personajes.
ResponderEliminarBesos
No he leído nada de esta escritora y no creo que me estrene precisamente con esta novela.
ResponderEliminarUn beso
Le está costando a esta autora llegar al nivel de La fórmula preferida... Hace buenas novelas pero no terminan de llenar. Y ésta parece más de lo mismo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me gustó mucho La fórmula preferida del profesor y me apetece volver a leer algo de él. Tomo nota de este.Saludos
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