miércoles, 1 de abril de 2009

Carpe Diem, algo más que una frase

Esta es la definición que encuentro de Carpe diem en la wikipedia:


Carpe diem es una locución latina que literalmente significa ‘cosecha el día’, lo que quiere decir es «aprovecha el día, no lo malgastes». Fue acuñada por el poeta romano Horacio (Odas, 11.8):

Carpe diem quam minimum credula postero

(‘Aprovecha el día, no confíes en mañana’)



Recuerdo que la primera vez que la escuché fue en literatura del desaparecido 2º de B.U.P. y que además coincidió con el estreno de la maravillosa pelí El club de los poetas muertos, donde esta frase está muy presente tb. Así es cómo entendí que era algo más que una frase del refranero español aquello del “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.


Otra curiosidad es que está dicha en una lengua muerta (pero muy viva a la vez), que el en el mencionado curso estudiaba, ya que era obligatorio si querías sacar el bachiller (lástima que no lo sea ahora y seguro que mi amiga Itaca me da la razón).


Carpe Diem!
es algo que siempre teníamos que tener presente. Esa oportunidad que te da la vida y que no la aprovechas, ya que prefieres pensar en el futuro o simplemente ni te das cuenta de que aquello que llega y no lo aprovechas, quizá no volverá.


Qué de veces pienso en los errores del pasado, cuando no tuve presente aquella frase que llegamos a escribir en las carpetas y que decía Carpe Diem!


Llegué a ti por casualidad
y recuerdo que no esperaba
nada especial ni bueno.


No tuve ninguna ilusión
en esa relación que empezaba
después de tanta incertidumbre y
decepción.


Pero como todo lo que llega
sin desearlo
se convirtió en inolvidable
y bueno.


Contigo pasé los mejores años
de mi vida, en los que por fin
me sentí persona.


Prefería estar contigo
que divertirme,

me esforzaba
porque aquello saliera bien.
Poco a poco veía que
no era tan malo como pensaba…
Iba lenta, pero segura.
Todo llegaba con nuestro esfuerzo.

El horizonte quedaba lejos,
pero cada vez
quedaba menos…
Algún día divisaríamos el final.


De repente todo aquello
cayó como un castillo de naipes…
De la noche a la mañana no fui la misma…
Todo, por una decisión maldita…
¿cómo algo tan inocente pudo
ser la ruina de mi vida?


Una ficha que tiré y
todas las demás
fueron cayendo una a una
por eso que llaman el “efecto dominó”.


Ya nada fue igual...
fue como un “tsunami” que arrasó con todo
lo que tenía construido.
Se llevó mis ilusiones y mis ganas de vivir.


Traté de recomponerlo todo, pero
las fichas fueron cayendo sin yo poderlo evitar.
Sentía una maldición sobre mí...

Sentí que el infierno se abría a mis pies.
No podía luchar con aquello
que me amargaba día a día…

Aquello que me hace ser persona
me mataba por momentos.
Nada volvía a ser lo de antes;
cada día que pasaba, notaba que
todo se volvía en mi contra…
Las fichas caían y yo no
lo podía evitar...
Hasta que un día decidí abandonarte...


Decidí no volverte a ver nunca más,
ni a saber de ti….
Ni si quiera de vez en cuando,
ni si quiera una cita después del verano…
Todo fue definitivo y para siempre.


Quería algo distinto
y busqué otro camino.
Veía flores y colorido
y el horizonte más cercano…
Sin embargo, era un camino espinoso
en el que sólo vi puertas que se cerraban
y mi caida en picado.


Me habían avisado de mi descenso,
pero fue mucho más del esperado.
Sentí que había caído al subsuelo,
y te recordaba con nostalgia.
Me acordaba de que contigo
había sido tan distinto…


Perdí mi libertad y mi autoestima por momentos.
Con toda la ilusión que empecé y
enseguida decidí acabar con todo aquello
que me indignó hasta lo más profundo.


En mi empeño, seguí buscando
otros caminos…
Y cuando pensé que era el definitivo
me dí cuenta que había sido víctima de mi inocencia
y ganas de comerme el mundo.


Luego vino la lucha
y así aprendí a ser autónoma,
a no tirar la toalla cada día…
Y vinieron las subidas y las bajadas…


Y ahora me doy cuenta que no tengo nada...
que aquello que empezó contigo
quedó en cenizas sobre el suelo.


Y quiero volver contigo,
pero sé qué ya no…
Todo se volvió en nuestra contra
y hasta sé que dentro de nada
desaparecerás para siempre.


Me doy cuenta del error,
de como esa decisión maldita
acabó con lo nuestro…
Pero tampoco supe escuchar
la voz que me decía Carpe Diem!
y que siempre escribía en mis capetas…






3 comentarios:

  1. Qué gran frase, estoy de acuerdo contigo en que debemos tenerla siempre presente.

    A mi me pusieron la peli en Ética de 1º de BUP y reconozco que me marcó mucho. "Oh, capitán, mi capitán...", qué grande.

    ResponderEliminar
  2. Oh Capitán, mi Capitán!!!!

    El Carpe Diem, al igual que el Hoy puede ser un gran día de Serrat, debería ser nuestro lema vital en cada segundo de nuestras vidas

    ResponderEliminar
  3. A muchos esta película nos ha cambiado mucho la vida o al menos queremos creerlo.
    saludos y gracias por tu visita a mi blog

    ResponderEliminar

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