Título: Sangre de Barro
Autor: Maribel Medina
Nº de Páginas: 392
Año de Publicación: 2014
ISBN: 978-84-15893-24-0
SINOPSIS:
Cuando la doctora forense Laura Terraux recibe en el
instituto de patología de Chablais, Suiza, el quinto cadáver de una
joven atleta procedente del centro de alto rendimiento de Les
Diablerets, empieza a sospechar que algo siniestro se esconde detrás de
esta sucesión de muertes. Janik Toledo, un joven corredor del centro,
devastado por el repentino fallecimiento de la chica a la que amaba,
deberá tomar la decisión más difícil de su vida. ¿Qué precio está
dispuesto a pagar para triunfar? Thomas Connors, un atractivo agente de
la Interpol con un pasado misterioso, se embarcará junto a Laura en una
peligrosa investigación sobre el dopaje en el deporte de élite, un mundo
opaco y mucho más turbio de lo que jamás hubiesen imaginado.
MARIBEL MEDINA, LA AUTORA:
Maribel Medina
(Pamplona, 1969) trabajó para diversas editoriales y fue profesora de
matemáticas antes de dedicarse por completo a la escritura y la
filantropía. Es la fundadora de la ONG Women’s Time, cuyo lema es «Mujer
+ Educación = Desarrollo». Sangre intocable es su segunda novela, en la que retoma los personajes de su primer libro, Sangre de barro.
IMPRESIONES:
Tenía previsto leer este libro cuando
se publicó (hace 2 años) pero entre unas lecturas y otras, al final
lo aparqué y no me volví a acordar más de él. Pero como este
verano fueron las Olimpiadas y esta novela está ambientada en el
mundo del deporte, me decidí a leerlo. Sabia por las reseñas que
había leído que dejaba en muy mal lugar este mundillo y que si lo
leías, no te volvías a creer la mayoría de las hazañas de los
atletas. Y, bueno, algo sabía ya y el libro no me ha descubierto
nada que no supiera en ese sentido, ya que muchos deportistas han
estado en el punto de mira por supuestos casos de dopaje y hasta se
les retiró muchos de sus éxitos.
En Sangre de Barro 5 chicas mueren
mientras dormían. Las muertes se producen en un breve espacio de
tiempo y todas ellas son jóvenes y deportistas. No se encontraron
signos de violencia y todo parece indicar que son muertes súbitas
sin más. Pero es demasiada conciencia que todas ellas mueran así
sin más y que todas pertenezcan al mismo sector, así que todo
parece indicar que detrás de estas muertes hay algo más.
La verdad que una novela de estas
características ambientada en el mundo del deporte no es muy usual
que digamos, ya que, al menos que yo recuerde, no sé de una novela
de intriga con el mundo del deporte como telón de fondo. Aunque es
cierto que este mundillo, en apariencia tan sano y blanco, ha dado
lugar a grandes escándalos como los que os comentaba arriba y que
están relacionados con el dopaje u otros en los que ciertos
entrenadores fueron puestos en el punto de mira por comportamientos
poco ortodoxos con sus discípulos. Así que, parece ser que es un
mundo poco aprovechado en la ficción.
Sangre de Barro está ambientado en una
especie de Centro de Alto Rendimiento ubicado en Suiza y que no
existe en la realidad. Ya sabéis que estos centros son como
residencias donde deportistas de élite de todas las disciplinas
viven y entrenan ya que cuentan con unas excelentes instalaciones y
entrenadores para poder desarrollar sus deportes y llegar a lo más
alto.
En este sentido, se nota que la autora
conoce perfectamente este mundo del deporte de élite, ya que su
marido perteneció a él. No me suena su nombre pero, al parecer,
corrió al lado de otros grandes como Fermín Cacho o Abel Antón y
conoció muy cerca como el dopaje puede llegar a un gran atleta de la
manera más fácil y que, al final, éste se ve prácticamente
obligado a aceptar. Es decir, que llega un momento que el deportista
ya no puede llegar a más pero sus entrenadores, patrocinadores y
demás le obligan a batir esa marca al precio que sea. Y sí, hay
controles pero existen medios para que el dopaje no sea detectado
en un simple análisis. Y quién sabe que sí se detecta, algunos
casos se silencian. Vamos, que si lees este libro o empiezas a
indagar un poco en la parte oculta del deporte, empiezas a descubrir
cosas muy al estilo de cuando te enteras que Jesucristo tuvo una
prole de hijos y estuvo casado con María Magdalena. Un fraude,
vamos. Y si no recordar que la retirada de Indurain coincidió con
los análisis en sangre en lugar de orina (hay quien afirma que en
los 2 últimos tours acudió al dopaje) o como Contador tuvo que
echar la culpa a un filete al ser pillado en un renuncio. De verdad
que si nos ponemos a recordar este tipo de escándalos no acabaríamos
pero, sobre todo, en deportes donde la disciplina se basa en el
esfuerzo físico del deportista, el dopaje está demasiado presente
y, al final, tienen que quitar muchas medallas por este motivo. Un
peronaje de la novela se enfrenta al dilema de si aceptar o no pasar
por el aro y acudir a esa trampa, que va en contra de sus principios
éticos incluso. Pero hasta le dicen que ya casi no tendría que
entrenar, que con unos cuantos pinchazos, va a ser el mejor del
mundo.
También en el libro habla de la
revolución tecnológica que hubo en los Juegos Olímpicos de Pekín
2008 y que provocó que se batieran múltiples récords en muchas
disciplinas, como el famoso bañador de Michael Phelps que costó un
pastizal y que le hacía deslizarse mucho mejor por el agua y nadar
más rápido. Este tipo de tecnologías se prohibieron porque es una
especie de “dopaje” al facilitar al deportista llegar más alto
todavía. Pero en las pasadas olimpiadas dicho nadador acudía a unas
practicas de vasos en la espalda para sacarle sangre que también
fueron puestas en entredicho. ¿Dónde está el límite entonces?
La investigación de las muertes de las
deportistas corre a cargo de una pareja un tanto peculiar. Por un
lado está Thomas, que es policía de la Interpol pero más centrado
en labores administrativas y, por otro, Laura, una médico forense.
La pareja me pareció de lo más
atractiva y no me extrañaría que la autora escribiese más novelas
con ellos como protagonistas. Thomas, al principio es frío y no
quiere compromisos de ningún tipo hasta que se encuentra con su ex
novia y esto le hace cambiar en todos los sentidos. Y Laura es una
mujer que tiene muy claro qué es lo que quiere. Ambos están
perfectamente dibujados y muy bien definidos. No son los típicos
investigadores que encontramos en este tipo de novelas, lo que le
hace más original si cabe.
En la novela no hay muchos personajes
y, además de la pareja protagonista, aparece el deportista que os
comentaba antes que se tiene que enfrentar a si quiere aceptar o no
acudir a las trampas para ganar y algunos miembros de la mafia del
deporte. También un conserje un tanto misterioso y algún deportista
que otro que vive en la residencia donde se producen los hechos.
Y sí, el libro se lee perfectamente
sin llegar a ser un “page turner” pero está muy entretenido todo
el tiempo y en él hay mucho dialogo lo que facilita su lectura pero,
aún así, no me gustó como pensaba que lo iba a hacer. Ya os decía
al principio que no me ha hecho descubrir nada nuevo, ya que el mundo
del dopaje no es ningún secreto y con ver algún programa en TV o
leer algún medio que trate de este tema, te enteras de lo que se
cuece, muchas veces, detrás de una medalla o de algún triunfo.
Además, no tuvo la intriga que esperaba y el desenlace de la trama
me dejó más fría que otra cosa. Otro fallo que le veo es el exceso
de sexo, que creo que es innecesario la mayoría de las veces. Aún
así no puedo decir que el libro no me haya gustado pero tampoco es
el típico que vaya a recordar de por vida, precisamente.
CONCLUSION:
No digo que sea mala novela, ya que
entretiene todo el tiempo, que es lo primero que pido cuando empiezo
una lectura. Pero no fue lo que esperaba en cuanto a intriga o a
descubrir algo que no sabía. Para mi gusto le falta más acción
para mantener en vilo al lector en cuanto a la resolución del caso
se refiere y sobra ese erotismo que en mi opinión no pintaba nada
ahí. PASABLE.