Hoy es 23-F; una fecha en la que siempre me acuerdo de aquel 23-F de 1981 en la que un tal Tejero quiso quedarse con el mando (y no de distancia, precisamente). Mientras hacía los deberes aquella tarde (¡Ay, E.G.B., cuánto me hacías estudiar!) ese señor de bigote y vestido de Guardia Civil entraba en el Congreso aprovechando el vacío de poder que había en se momento. Y todo lo que ocurrió, todo el mundo lo sabe ya: disparos al techo del hemiciclo y la famosa frase de "¡todo el mundo al suelo!"; que junto con la de "¡Se sienten, coño!", formó parte de las muletillas populares durante muchos años. Pero resulta que aquella tarde en la que los niños nos quedamos sin programación infantil, al final fue de lo más entretenida. Vamos, que no nos despegamos del televisor para ver tan magno evento hasta que secuestraron la TV y tuvimos que poner la radio para conocer el desenlace. Hoy en día, más de una cadena (sobre todo una) hubiera firmado por ese pico de audiencia y quién sabe si no hubiera pactado para que la televisión siguiera retransmitiendo lo que allí ocurría. ¿Los inicios de la telebasura en la que todo vale? Ahora vamos a tener que decir que Tejero marcó un antes y un después en la historia de la TV. Al fin y al cabo, a esas horas ya ni programas para niños y lo que importa es tener 15 minutos de fama.
Como los 15 minutos de fama que tuvo ayer cierto impresentable en la gala para elegir a nuestro representante en el Festival de Eurovisión. Para no darle protagonismo, ni su nombre voy a decir ni tampoco hacen falta narrar los hechos. No hay que echar la culpa a nadie, simplemente decir que si él quería subirse en un escenario, ya que la gente así lo había decido, debería haber tenido un respeto al público que no estaba de acuerdo con su canción (por llamarlo de alguna manera). Con tanta democracia que se quiere tener, muchas veces se pierden los papeles y ya se están planteando en RTVE hacerlo de otra manera para el año que viene (además hay que tener en cuenta, que le quitó el puesto a otra persona, que seguramente lo hubiera merecido de verdad). Quitando este hecho lamentable, la gala trascurrió con total normalidad y en ella se dieron cita 9 profesionales (la mayoría ex triunfitos) que con mejor o peor suerte, lo dieron todo en el escenario. Y contra todo pronóstico, al final no ganó Coral (eterna aspirante eurovisiva y eterna favorita de los eurofans); sino Daniel Diges, que con la dulce "Algo pequeñito" encandiló al jurado y a la audiencia. A ritmo de vals, la canción se aleja totalmente de las canciones repetitivas que llevábamos los últimos años (exceptuando la del inefable Rodolfo Chiquilicuatre). El chico viene de los musicales, lo que le da muchas tablas sobre el escenario. Además hace muchas subidas de voz y eso el jurado lo valora mucho (porque va a ver jurado, menos mal). También fue preciosa la puesta en escena, con los muñecos que cobraban vida. La verdad, que hacía años que no me gustaba tanto una canción de eurovisión. No sé cómo quedará en la final (teniendo en cuenta que no nos suele votar mucha gente), pero al menos mandamos algo decente. Os dejo la actuación de la gala, deseándole mucha mierda para ese día.
Como los 15 minutos de fama que tuvo ayer cierto impresentable en la gala para elegir a nuestro representante en el Festival de Eurovisión. Para no darle protagonismo, ni su nombre voy a decir ni tampoco hacen falta narrar los hechos. No hay que echar la culpa a nadie, simplemente decir que si él quería subirse en un escenario, ya que la gente así lo había decido, debería haber tenido un respeto al público que no estaba de acuerdo con su canción (por llamarlo de alguna manera). Con tanta democracia que se quiere tener, muchas veces se pierden los papeles y ya se están planteando en RTVE hacerlo de otra manera para el año que viene (además hay que tener en cuenta, que le quitó el puesto a otra persona, que seguramente lo hubiera merecido de verdad). Quitando este hecho lamentable, la gala trascurrió con total normalidad y en ella se dieron cita 9 profesionales (la mayoría ex triunfitos) que con mejor o peor suerte, lo dieron todo en el escenario. Y contra todo pronóstico, al final no ganó Coral (eterna aspirante eurovisiva y eterna favorita de los eurofans); sino Daniel Diges, que con la dulce "Algo pequeñito" encandiló al jurado y a la audiencia. A ritmo de vals, la canción se aleja totalmente de las canciones repetitivas que llevábamos los últimos años (exceptuando la del inefable Rodolfo Chiquilicuatre). El chico viene de los musicales, lo que le da muchas tablas sobre el escenario. Además hace muchas subidas de voz y eso el jurado lo valora mucho (porque va a ver jurado, menos mal). También fue preciosa la puesta en escena, con los muñecos que cobraban vida. La verdad, que hacía años que no me gustaba tanto una canción de eurovisión. No sé cómo quedará en la final (teniendo en cuenta que no nos suele votar mucha gente), pero al menos mandamos algo decente. Os dejo la actuación de la gala, deseándole mucha mierda para ese día.
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