Título: Bailando con elefante y gato
Autor: Yoko Ogawa
Editorial: Funambulista
Nº de Páginas: 428
ISBN: 978-84-944443-2-6
ARGUMENTO:
Un niño nacido con los labios sellados y que pasa mucho tiempo en la
terraza de unos grandes almacenes —fascinado por la historia de la
elefanta Indira, que se hizo demasiado grande para poder salir— descubre
una mañana el cuerpo de un hombre ahogado en la piscina de la escuela.
Tratando de averiguar quién era, el chico conocerá a un obeso jugador de
ajedrez que vive en un autobús y que lo convertirá en su heredero
espiritual: le enseñará a jugar como nadie, como si fuera ciego,
escondiéndose debajo del tablero, sin ver ni a su oponente ni las
piezas. Emulando las estrategias del gran Alexander Alekhine
(1892-1946), insólito campeón mundial, nuestro protagonista se meterá
dentro de un autómata para hacer frente a un rival inesperado: la
tragedia de tener que crecer.
YOKO OGAWA:
Yoko Ogawa nace en
Okayama en 1962. Estudia en la Universidad Waseda de Tokyo. En 1986
inicia su carrera de escritora, inspirada por sus lecturas de los
clásicos nipones, El diario de Ana Frank y las obras de Kenzaburo Oé. Ya
con su primera novela, Cuando la mariposa se descompone, obtiene en
1988 el prestigioso Premio Kaien, y desde entonces su fama no ha hecho
más que crecer en Japón y en el extranjero. En 1991 logra el gran
premio Akutagawa por El embarazo de mi hermana, publicado por
Editorial Funambulista en 2006, que se convierte inmediatamente en un
best seller en su país. Muchas de sus obras se han traducido a las
principales lenguas occidentales. En 2003 publica La fórmula preferida del profesor
(Funambulista, 2008) que obtiene varios premios (el Premio Yomiuri, el
Premio de las Librerías Japonesas y el de la Sociedad Nacional de
Matemáticas: «Por haber mostrado la belleza de esta disciplina»). A raíz
del éxito de la novela y de su adaptación al cine, a la radio y al
cómic, en 2005 coescribe con el matemático Masahiko Fujiwara Una introducción a las matemáticas más elegantes. Actualmente vive con su familia en la antigua ciudad mercantil de Kurashiki y se dedica exclusivamente a la literatura.
IMPRESIONES:
Hace mucho tiempo que no subo ninguna
reseña, pero como hoy es el Día del Libro, nada mejor que escribir
de uno de los últimos libros que leí. Últimamente leo mucho menos
debido a que mi tiempo libre se ha visto reducido a la mitad casi,
pero aún así, voy leyendo lo que puedo. Ya os digo que el libro del
que os voy a hablar no es que me haya entusiasmado precisamente, pero
tampoco me ha disgustado, como ya os contaré.
Descubrí a Yoko Ogawa gracias a su
obra más conocida: La fórmula preferida del profesor, que
curiosamente no fue la primera novela que leí de ella, si no que fue
Perfume de hielo. Sé que os puede parecer raro este hecho, pero todo
fue porque yo descubrí un día, mientras pululaba por una biblioteca
de mi ciudad, La fórmula preferida del profesor; un libro que
enseguida llamó mi atención, pero el día que fui a por él, lo
había cogido ya otra persona, por lo que decidí llevarme Perfume dehielo, que fue una novela que aunque me gustó, me dejó perpleja por
su final, ya que no me quedó claro lo que yo pensaba que iba a
quedar claro...
Seguí leyendo más libros de esta
autora, hasta que se convirtió en una de mis imprescindibles (cuando
yo no soy muy de autores que digamos). Para mi gusto, es una
escritora un tanto controvertida, ya que sus novelas no siempre son
de mi agrado. Son historias que cuentan siempre con un punto de
extrañeza que te puede gustar o no. Se puede decir que esta
escritora arriesga, pero a veces quizá a veces arriesgue demasiado.
Los que habéis leído alguna de sus
novelas, ya veríais que siempre están protagonizadas por personajes
un tanto peculiares. Esta vez es un niño que nació con los labios
pegados y que nunca crece. Este hecho, además, le facilita poder
meterse dentro de una caja y jugar al ajedrez sin ser visto. En este
sentido, vi muchas similitudes con una novela llamada La máquina de
ajedrez que está basada en hecho reales y que trataba de una máquina
que jugaba al ajedrez, pero que en realidad era una persona que
estaba escondida. Parece ser que está basada en hechos reales y
recuerdo que tenía muchas ganas de leerla, pero cuando empecé la
dejé enseguida, ya que me aburría más que otra cosa.
Y ya veis que otra vez, un deporte es
el eje central de la trama. Otras veces fueron el voleibol, el
béisbol o el patinaje, pero en Bailando con elefante y gato es el
ajedrez. Ya os aviso que aunque no sepáis nada de este juego, no os
tiene que echar para atrás su lectura, ya que la autora se encarga
de darnos unas pequeñas nociones básicas del mismo. Yo de este
deporte conozco cómo se mueven las figuras (¿se dice así?) y poco
más. Aún así, me parece un juego de lo más interesante y con el
que se puede aprender estrategias que nos sirven para pensar mejor.
De hecho, algunos institutos lo tienen, incluso, como asignatura
obligatoria en su programa. Y, de verdad, que no me extraña ya que
yo creo que todos deberíamos saber jugar.
Otra característica que encontramos en
esta novela y que yo creo que sucede en todas las que leí de ella,
es el hecho de que nunca conocemos el nombre de los protagonistas.
Son siempre personajes anónimos con rasgos muy característicos y
que Yoko Ogawa se encarga de dibujarlos a la perfección.
Bailando con elefante y gato nos cuenta
una historia un tanto rara llena de situaciones con ambientes de lo
más extraños, como el de un geriátrico aislado en la alta montaña
donde viven ex jugadores de ajedrez que se encuentran en los últimos
años de sus vidas.
Tengo que decir que según lo leía,
estaba esperando que ocurriese algo que nunca llegaba. De vez en
cuando ocurre algo, sí, pero al final se basaba todo en el chico que
había nacido con los labios pegados y que jugaba al ajedrez sin ser
visto nunca. No sólo por meterse en un cajón y mover las figuras a
través de un extraño mecanismo (que, por cierto, no acabé de
entender bien) sino también por jugar dando instrucciones con un
micrófono. El final es inesperado, pero lo encontré algo
precipitado si cabe.
CONCLUSION FINAL:
Aunque no es una novela que me haya
entusiasmado, al menos me entretuvo y la pude terminar; algo que no
puedo decir de todas las novelas de esta escritora. Es una historia
que se deja leer y con la que podemos aprender acerca del ajedrez, un
deporte que siempre resulta interesante y que está lleno de
curiosidades, así que no es de extrañar que haya sido utilizado en
muchas novelas como El ocho o La Tabla de Flandes. Esta novela no
creo que sea imprescindible, pero no tampoco hay que descartarla, así
que lo dejo a vuestra elección leerla o no.