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jueves, 26 de agosto de 2010

En mi quinto cumpleaños

En mi quinto cumpleaños
tú ya no estabas ahí.
Recuerdo mi casa llena de niños,
pero faltabas tú.
Te habías ido hacia poco
dejando un vacío difícil de llenar.
Tú que estabas como un rosa,
te encontraste con ese mal.
Tu casa ya no fue lo mismo,
le faltaba la alegría que tú le dabas.
¿Por qué te tuvo que pasar a ti?
tan pronto y con tantos proyectos nuevos por delante.


Faltabas tú en aquel probador donde me vestían de princesa,
en aquellos días tan señalados y que tanto te hubiera gustado disfrutar.
Mis recuerdos son flashes que tengo en mi cabeza,
en aquella casa de aquel barrio de calles estrechas.
Si supieras cómo está ahora…
Hace años estuve ahí, en aquel sitio que hiciste tan tuyo
y donde pediste terminar.

Esas ausencias por estar contigo en tus últimos momentos,
esos llantos en mi casa, sin entender qué pasaba.
Ya no me viste con mi nueva falda azul,
que seguro te hubiera gustado hacer.

Pero no te fuiste del todo…
Ya sabes esas fantasías,
que nos montamos los que seguimos en este viaje,
para paliar el dolor.
Me hablaban tanto de ti,
que parecía que seguías viva,
parecía que te conocía
y hasta te fui cogiendo cariño.
Siempre me hablan de tu humanidad,
de tu imán con la gente,
de tu falta de egoísmo,
ese que te llevo a la tumba.
Hasta me enfadé contigo,
por no hacer caso a quienes te decían,
que mirarás un poco por ti…
Si supieras el vacío que dejaste…

Sé que estuviste ahí,
desde mi primer minuto de vida,
desde que te dejaron entrar, en esa sala de hospital,
donde me esperabais impacientes.
Te fuiste demasiado pronto,
Y mis recuerdos se desvanecen.
Me decían que estabas en el cielo,
y me gustaba mirar arriba,
donde pensaba que me estarías viendo,
donde va la gente buena,
-eso era lo que me contaban en el colegio-

Me preguntarás por la otra,
(es evidente que tenemos 2).
A ti no te gustaba, según me contaron.
No sabes qué razón tenías.
Yo sólo tuve una, y esa eras TÚ.




domingo, 1 de agosto de 2010

Sobre toros y reformas

Este verano en el que parecíamos los españoles tan felices y más unidos que nunca por la victoria de España en el Mundial, va y surge lo de la prohibición de los toros en Cataluña. Yo, en esto de los toros, hago como Sabina: que no discute con un antitaurino porque ve que tiene razón. Entre que tampoco mis conocimientos taurinos son demasiados (fui pocas veces a la plaza) y entre que sigo esa filosofia extraña (que no sé ni si quiera si tiene nombre) que afirma que no existe la verdad universal, y que todas las partes pueden tener razón; prefiero no entrar al trapo (siguiendo el símil taurino).

En los debates nunca se llega a un acuerdo y al final, todo consiste en llevar la contraria al adversario, ya sea al hablar de toros, como del aborto o de fútbol. Y en esto de toros sí, toros no está todo demasiado trillado: si el taurino dice que sin corridas el toro de lidia se extinguiría, el antitaurino responde que esa raza ni existe. Si el taurino afirma que es una tradición, el anti suelta que también lo es la ablación del clítoris. Si el taurino argumenta que la naturaleza del toro es morir luchando, el animalista dirá si se lo ha preguntado al toro (como si el toro entendiera el lenguaje de los humanos). Todos tienen estadísticas a su favor que los apoyan; todos encuentran estudios sobre si el toro sufre o deja de sufrir. Así siempre.

El caso que mientras en Cataluña se aprobaba la prohibición de las corridas de toros, estábamos en vísperas de la reforma laboral en la que se puede mandar al trabajador a tomar por saco hablando mal y pronto. Pero es no importaba. Importaba más la protección al toro de lidia, que a tenor de lo que dicen los taurinos ni si quiera nacer va a poder. Y sino, al tiempo.

P.D.: Ganaron los animalistas, que sin embargo, si ven arte y valor en poner una tea al toro en los cuernos y atarlo a un palo. Toma lección de toros.