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jueves, 16 de abril de 2009

Déjame de Los Secretos (¿Quién es quién?)

Si hay una canción clásica de los 80, esta es, sin duda, Dejame de Los Secretos. Además pertenece a ese grupo de canciones que todos conocemos y sabemos su letra. Ayer en Spinning pusieron esta canción, pero la versión que hay en el que cantan varíos intérpretes españoles a modo de homenaje. Cada uno canta una estrofa y siempre, tratamos siempre de reconocer a quién pertenece la voz. La verdad, que hay algunos que no logro ponerles cara ni nombre, a pesar de sonarme mucho sus voces. Os dejo la canción y os digo quién sé quién es (o creo saber) y quién no. Si lo sabes tú, te agradecería que lo pusieras.









-Empieza cantando Álvaro Urquijo y le sigue Pau Donés (Jarabe de Palo) y su ¡hala!

-El que sigue me suena pero no logro saber quién es.

-A continuación viene un dúo de chica y chico (o eso parece) que tampoco sé quiénes son.

-Ahora viene Manolo Tena (inconfundible).

-Le sigue otro que me suena a lo bestia, pero nada (y mira que paro la canción y vuelta atrás, pero nada).

-Este si que lo sé: el cantante de Tam Tam Go, uno de los hermanos Campillo.

-Vamos, que si no sé quién es el de ahora, me retiro de escuchar música: Miguel Ríos (que tenía que tener título nobiliario).

-Acaba esta parte con una voz masculina, que no me suena de nada.


De momento, mitad y mitad.



-Ahora viene David Summers (a quien mi padre llamaba "La voz").


-A este tb lo conozco: Mikel Erentxu (el del mítico diente roto).


Y ahora vienen 2 que si que no me suenan de nada.

Al final vuelve Pau Donés otra vez.

¿Quién me falta?

Déjame, no juegues más conmigo,
esta vez, en serio te lo digo
tuviste una oportunidad,
y la dejaste escapar.

Déjame, no vuelvas a mi lado,
una vez, estuve equivocado,
pero ahora todo eso pasó,
no queda nada de ese amor.

No hay nada que ahora ya,
puedas hacer
porque a tu lado yo,
no volveré, no volveré.

Déjame, ya no tiene sentido,
es mejor que sigas tu camino,
que yo el mío seguiré,
por eso ahora déjame.

No hay nada que ahora ya,
puedas hacer
porque a tu lado yo,
no volveré, no volveré.

Déjame, ya no tiene sentido,
es mejor que sigas tu camino,
que yo el mío seguiré,
por eso ahora déjame,

Tuviste una oportunidad
y la dejaste escapar.





miércoles, 1 de abril de 2009

Carpe Diem, algo más que una frase

Esta es la definición que encuentro de Carpe diem en la wikipedia:


Carpe diem es una locución latina que literalmente significa ‘cosecha el día’, lo que quiere decir es «aprovecha el día, no lo malgastes». Fue acuñada por el poeta romano Horacio (Odas, 11.8):

Carpe diem quam minimum credula postero

(‘Aprovecha el día, no confíes en mañana’)



Recuerdo que la primera vez que la escuché fue en literatura del desaparecido 2º de B.U.P. y que además coincidió con el estreno de la maravillosa pelí El club de los poetas muertos, donde esta frase está muy presente tb. Así es cómo entendí que era algo más que una frase del refranero español aquello del “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.


Otra curiosidad es que está dicha en una lengua muerta (pero muy viva a la vez), que el en el mencionado curso estudiaba, ya que era obligatorio si querías sacar el bachiller (lástima que no lo sea ahora y seguro que mi amiga Itaca me da la razón).


Carpe Diem!
es algo que siempre teníamos que tener presente. Esa oportunidad que te da la vida y que no la aprovechas, ya que prefieres pensar en el futuro o simplemente ni te das cuenta de que aquello que llega y no lo aprovechas, quizá no volverá.


Qué de veces pienso en los errores del pasado, cuando no tuve presente aquella frase que llegamos a escribir en las carpetas y que decía Carpe Diem!


Llegué a ti por casualidad
y recuerdo que no esperaba
nada especial ni bueno.


No tuve ninguna ilusión
en esa relación que empezaba
después de tanta incertidumbre y
decepción.


Pero como todo lo que llega
sin desearlo
se convirtió en inolvidable
y bueno.


Contigo pasé los mejores años
de mi vida, en los que por fin
me sentí persona.


Prefería estar contigo
que divertirme,

me esforzaba
porque aquello saliera bien.
Poco a poco veía que
no era tan malo como pensaba…
Iba lenta, pero segura.
Todo llegaba con nuestro esfuerzo.

El horizonte quedaba lejos,
pero cada vez
quedaba menos…
Algún día divisaríamos el final.


De repente todo aquello
cayó como un castillo de naipes…
De la noche a la mañana no fui la misma…
Todo, por una decisión maldita…
¿cómo algo tan inocente pudo
ser la ruina de mi vida?


Una ficha que tiré y
todas las demás
fueron cayendo una a una
por eso que llaman el “efecto dominó”.


Ya nada fue igual...
fue como un “tsunami” que arrasó con todo
lo que tenía construido.
Se llevó mis ilusiones y mis ganas de vivir.


Traté de recomponerlo todo, pero
las fichas fueron cayendo sin yo poderlo evitar.
Sentía una maldición sobre mí...

Sentí que el infierno se abría a mis pies.
No podía luchar con aquello
que me amargaba día a día…

Aquello que me hace ser persona
me mataba por momentos.
Nada volvía a ser lo de antes;
cada día que pasaba, notaba que
todo se volvía en mi contra…
Las fichas caían y yo no
lo podía evitar...
Hasta que un día decidí abandonarte...


Decidí no volverte a ver nunca más,
ni a saber de ti….
Ni si quiera de vez en cuando,
ni si quiera una cita después del verano…
Todo fue definitivo y para siempre.


Quería algo distinto
y busqué otro camino.
Veía flores y colorido
y el horizonte más cercano…
Sin embargo, era un camino espinoso
en el que sólo vi puertas que se cerraban
y mi caida en picado.


Me habían avisado de mi descenso,
pero fue mucho más del esperado.
Sentí que había caído al subsuelo,
y te recordaba con nostalgia.
Me acordaba de que contigo
había sido tan distinto…


Perdí mi libertad y mi autoestima por momentos.
Con toda la ilusión que empecé y
enseguida decidí acabar con todo aquello
que me indignó hasta lo más profundo.


En mi empeño, seguí buscando
otros caminos…
Y cuando pensé que era el definitivo
me dí cuenta que había sido víctima de mi inocencia
y ganas de comerme el mundo.


Luego vino la lucha
y así aprendí a ser autónoma,
a no tirar la toalla cada día…
Y vinieron las subidas y las bajadas…


Y ahora me doy cuenta que no tengo nada...
que aquello que empezó contigo
quedó en cenizas sobre el suelo.


Y quiero volver contigo,
pero sé qué ya no…
Todo se volvió en nuestra contra
y hasta sé que dentro de nada
desaparecerás para siempre.


Me doy cuenta del error,
de como esa decisión maldita
acabó con lo nuestro…
Pero tampoco supe escuchar
la voz que me decía Carpe Diem!
y que siempre escribía en mis capetas…