- Título: Signatura 400
- Autor: Sophie Divry
- Editorial: Blakie Books
- Año de Edición: 2011
- Nº de Páginas: 112
Esta es una de las reseñas de las que me cuesta escribir. En
primer lugar, porque hace unos días que acabé el libro y no me gusta esperar
tanto, ya que se me pueden olvidar detalles. En segundo lugar (y no menos
importante) porque es el típico libro que según lo acabé, ya casi ni me
acordaba de él. Me había hecho otra idea de él, pensando que era la historia de
una bibliotecaria que reflexiona sobre su soledad en una pequeña biblioteca. Y
bueno, la realidad es otra, como ya os contaré. Me llamó la atención que la
protagonista fuera una empleada de bibliotecas, un lugar donde siempre quise
trabajar (a pesar de tener que hablar muy bajo, algo impensable en mí, con el
tono que utilizo tan elevado al hablar). Una biblioteca o librería (que no es
lo mismo ni es igual) con tantos libros es el paraíso para los amantes de los
libros como yo. Y un libro que hable de literatura, ya sea de escritores, de
lectores o de lugares con libros es como abrir una caja con doble regalo.
SOPHIE DIVRY, LA ESCRITORA:
Nunca oí hablar de esta escritora, algo lógico teniendo en
cuenta que es su primera novela (no sé si será por la crisis o qué, pero están
saliendo muchas óperas primas últimamente). Afirma que le gustan las berenjenas
o el aceite de oliva (gustos que comparto con ella) y odiar los coches o los
ríos (a esto último me uno también. Nunca me gustó bañarme en uno). Quizá lo
más llamativo sea que reconozca no tener móvil (todo el que se resiste a este
invento asegura que se puede vivir sin él perfectamente). No aparece mucha información
de ella en castellano, por lo que tampoco puedo escribir demasiado sobre la
autora. Ya veis que tengo cosas en común con ella como que no le gusta leer un
libro sin saber de lo qué va. Siempre tengo que saber algo del argumento, si no
lo hiciera sería como entrar a una habitación oscura sin encender una luz.
ARGUMENTO:
La narradora de la historia (de la que nunca se llega a saber cómo se llama) trabaja en una biblioteca de provincias en Francia. Llegó ahí desde Paris, arrastrada por un amor que acabó. Ella quería ser profesora pero el destino la llevó a esa biblioteca. Un día, al llegar al lugar de trabajo, se encuentra con un hombre que se ha estado durmiendo toda la noche en la parte de la biblioteca donde le toca trabajar. Así, le empieza a contar a ese hombre toda su vida, pero será más que nada un soliloquio, ya que en ningún momento él intervendrá en la conversación.
En su particular diáolgo, que hasta se puede definir como una auténtica declaración de principios, reconoce ser fan de Dewey, el hombre que inventó la clasificación universal de las bibliotecas. Él fue a quién se le ocurrió dividir los libros por materias (que van desde la historia a las novelas pasando por las religiones) y darles unos números. Es lo que en castellano llamamos las signaturas y pueden ser 100, 200, 300. Pero hay una que no se utiliza: la 400, que es la de las lenguas y es algo que la protagonista no soporta.
A ella le corresponde la sección más olvidada y aburrida de la biblioteca: la de geografía. Pero, a pesar de todo, tiene un aliciente: está enamorada en secreto de un usuario fijo de la biblioteca que está preparando una tesis.
Si la escritora fuera española y no francesa diría que este
libro está inspirado en una famosa canción de Joaquín Sabina titulada “Como te
digo una co… te digo la o…”. No sé si la conocéis, pero esa que empieza con
“Borja, como te ajogues te mato” y donde una mujer con perfil de “Maruja”
mantiene una conversación en la playa con la de la toalla de al lado, pero en
realidad la que habla todo el tiempo es la prota de la canción. Y habla de
todo: de religiones: “ponme una de cada que están rebajadas en El Corte Inglés”,
de política: “sin ser socialista de las de carné” y hasta de la familia real:
“sin hijas bastardas no habría monarquías”.
Todo esto lo digo porque este libro, me ha recordado todo el
tiempo a esa canción de Sabina que hizo que digamos “cienes” en lugar de
“cientos”. Sigue la misma estructura: dialogo-monologo para reflexionar sobre la
vida cotidiana. En este caso se hace una crítica de la cultura o de la historia
de Francia. En este sentido, a veces se pueden escapar algunos datos o
personajes franceses poco conocidos entre el público español.
El libro no está dividido en capítulos y ni si quiera en párrafos:
sus 112 páginas forman un solo bloque, lo que puede dificultar en parte su
lectura. Personalmente, me gustan los capítulos o los puntos y a parte a modo de
marcador para dejar la lectura. Cuando no hay divisiones así, no sabes muy bien
dónde dejarlo. Aunque, dada su corta duración, se lee en 2 sentadas y tampoco
hay que dejar la lectura aparcada muchas veces.
Como os decía al principio es el típico libro que, al menos
a mí, se me olvida rápidamente. Quizá sea debido a sus pocas páginas, lo que
suele dar lugar a un contenido poco trabajado (por mucho que te digan que "lo breve si bueno 2 veces bueno"), ya que comprimir una novela en tan pocas
páginas se puede convertir en un relato largo más que nada. Y los relatos no me
suelen gustar demasiado. Siempre parece que se quedan muchas cosas en el
tintero. Es como los cortometrajes: muchas veces se hacen más pesados que
cualquier largometraje algo aburrido.
Otra razón de que me haya resultado bastante olvidable se
debe a que no es una historia al uso con su principio, nudo y desenlace, sino
que es una auto declaración de la protagonista sobre lo que opina de ciertos
temas que ella misma se encarga de sacar. Por lo tanto, no es el típico libro
que te enganche para saber que va a ocurrir en la siguiente página.
Lo que más me gustó fue, precisamente, la explicación que
hace acerca del sistema que se utiliza en las bibliotecas para ordenar los
libros. Ignoraba por completo que se tratase de un sistema universal y tampoco
me había planteado su procedencia.
Por lo tanto, se puede considerar interesante en el punto
que os comento del archivo pero pasable en lo demás. Y si alguien me pide que
lo recomiendo o no, digo que al ser tan corto no está mal para ratos breves o
que no requieran mucha concentración. Por lo demás, me parece un libro que no
destaca por nada en concreto. En cuanto a la protagonista, tengo que reconocer
que te puedes identificar con ella y que hasta da la sensación que la conoces
de siempre. Pasable.
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de El Llano de Gijón.
Os dejo la canción y letra de la canción de Sabina que os comentaba:
Borja, como te “ajogues” te mato. termínate primero el melón, y luego las tres horas de la digestión, hay que ver qué mal rato, pero el niño no me quiere comer, Borja, corazón, te lo he dicho cienes y cienes de veces, dobla esa toalla, ¡Qué hartura de playa! pero mi marío quiere Benidorm, sa jodío, si tonto no es. Como el pobre mío se queda en Madrid, pa cargar las pilas su cena en Manila, su copa en Pachá, Como te digo una “co” te digo la “o” ¿Y tú cómo vas? tienes mala cara, no me digas más, si yo te contara… falleció mi suegro, me operé del quiste, ¿tú me ves más triste? Y me doy con un canto en los dientes porque a la presente, y, cruzando los dedos, lo puedo contar, aunque, gracias a Dios, yo no soy creyente, con lo que una ha visto, y que Dios me perdone, no hay que ser muy lista. Pa mí… Jesucristo el primer comunista. Como te digo una “co” te digo la “o” ¿Y las religiones? Ponme una de cada, que están rebajadas en el Corte Inglés. ¿Y cual es la mejor? Mire usted, la mía, porque es de cajón que algo tiene que haber. Llámalo equis, me parece bien. Llámalo energía, mejor todavía ¿Y los curas? esos ni en pintura ¿Y el tarot, y la astrología? me los hice ayer en la peluquería ¿Y el dinero? el único Dios verdadero ¿Y Lutero y Buda y Mahoma? con su pan se lo coman ¿Y qué opinas del Papa de Roma? ese… un particular. ¿Pero a ti qué te voy a contar? Fíjate que yo, sin ser socialista de las de carné y hasta aquí del GAL y de la corrupción, que sí, que existió, una mala gripe que había que pasar, pero te decía, como mi Felipe pa mí que no hay dos, y si no, tú misma, porque el del bigote no tiene carisma, Como te digo una “co” te digo la “o” y habrá quien lo vote, que hay gente pa tó, ¡España va bien! será para él, si, total, le tocó en una rifa. ¿Y qué vas a hacer? ¿Votar al Califa? Desengáñate, srá muy honrao, no digo que no, y trabajador y pico de oro, pero desfasao… Como te digo una “co” te digo la “o” Pero a lo que iba, el año pasao pillamos un charter de martes a martes. Fue por esa agencia si mujer, viajes el Halcón, bien como experiencia, ¿que si nos gustó La Habana? hija mía ¿no nos va a gustar?, a una la reciben con ese Caribe, y ese malecón. ¿Y la gente? legal, supermaja, no sé, diferente y eso que el dichoso bloqueo los dejó, no digo que feos porque feos no son, y hasta el más negrito tiene educación, pero, pobrecitos, flaquitos, flaquitos, y sin libertad. Que tengan la culpa Clinton o Fidel, a mí, mire usted, lo mismo me da. Pa abreviar el cuento… que no disfruté, que no vuelvo más. Porque, en España, aunque le pongas pegas, sabemos vivir. Sólo en Antón Martín hay más bares que en toda Noruega. Por cierto, el marisco ni comparación. Te cuento la cena: los dos matrimonios, Francisco, mi Antonio, la Almudena y yo. Hija, a la Almudena la ví de estropeá, de mi para tí que está mal follá. porque, la verdad, guapa nunca ha sido, pero, ese vestido como de almacenes Arias, iba de ordinaria, pero a lo que vamos ¿que dónde cenamos? en casa Tomás, eh, de bote en bote, pagamos a escote, un kilo de gambas con su Paternina, su buena propina, pacharán y puro ¿cuánto nos cobraron? no llegó a dos mil duros, tú dirás si es caro y ¿frescas? de puerto de mar. Y ¿limpio? con decir Tomás, oye, que era lunes y había que esperar. ¡Joder con la crisis! ¿dónde está la crisis? Y es que hay que saber saberse administrar. Como te digo una “co” te digo la “o” ¡Qué cansada estoy! Hoy, mi siestecita, nadie me la quita, y, si no pego el ojo, o pongo en remojo unas lentejitas, o me quedo frita lee que te lee. ¿Qué no te lo crees? como te lo digo, antes, yo leía, de higos a brevas, de Corín Tellado nunca había pasado, y, resulta que un día, todavía no me explico yo a santo de qué, mi cuñada Irene viene y me regala lo de Antonio Gala, hija mía, me pongo a leer y, oye, qué poesias, si sabe de una cosas que ni una sabe que sabia. Y con ese estilo y con esa lengua y con esa pluma. Como te digo una “co” te digo la “o” Una al vino vino y al pan con tumaca, y, sin ser polaca, cuando quiero un socio para los negocios dame un catalán, gente más decente no voy a encontrar El mejor cliente de la gestoría: Jordi Martorell, no veas qué masía tiene en Calafell. Y es que hay que viajar antes de opinar ¿o todos los vascos van con metralleta? pues no, mire usted. ¿y están todos locos por ser de la ETA? mire usted, tampoco. habrá unos que sí habrá otros que no, si ha estado allí habrá comprobao que el problema vasco es muy delicao. Yo nací en Motril y no le hago ascos a un buen bacalao a la Urdangarín. ¡Viva San Fermín! ¿qué no te has fijao? mírame a los ojos ¿tiene un revolcón? ¿o es tonta la infanta? ¿te pido otra fanta? lo pones al lado del Marichalar y no veas lo que canta, hija, no hay color. Lo mismo que el Rey, (y te tengo dicho que le tengo ley), pero, la verdad, no es un Castelar, ni lo tiene que ser, oye es un Borbón, ¿Pa que quiere más? Y el pedazo reina que lleva detrás, que no se despeina y hay que ver lo que manda esa buena mujer en la Corte. Que es mucha familia y, oye, la hemofilia los ha respetao. ¿Y el príncipe azul? Figúrate tú, de los nervios todas y él no quiere boda, tan rubio, tan fino, tan tieso, tan alto, tan cachas, qué agobio, hija, ¿Y la Sartorio? a mi me da pena, descompuesta, sin novio y tan buena muchacha. ¿Que no era princesa? pero era persona, Jesús, lo que pesa la corona esa, más que el corazón. ¿Y la razón de estao? Nos ha fastidiao ¡Que desinrazón! A mí, que, al Borbón lo pierdan las faldas, mire usted, chapeau, sin hijas bastardas no habría monarquías, lo dice hasta Ansón, de qué come Ussía ángel de la guarda, cuánta hipcresía Porque tiene gracia ¿esto es democracia? ¡Uy, las dos y veinte! qué charla te he dao, hoy sí me he pasao, mañana hablas tú, como siempre te callas… Ven acá pacá, Borja, la toalla, ¿qué te has hecho en la frente? ¿Tú has visto qué cruz? Bueno, Ana María bésame a Vicente. Carretera y manta, lo que es otro día nos traemos del súper las fantas. (Como te digo una “co” te digo la “o”)
He leído varias opiniones de este libros, y todas siguen más o menos esta línea. Una pequeña decepción tras leer la sinopsis o visualizar esa atractiva portada para los amantes de los libros. Así que, en mi caso, lo tuve apuntado a la lista de futuras lecturas, pero con el paso del tiempo fue perdiendo importancia y no estoy segura de si algún día lo llegaré a leer. Por cierto, me encantó como iniciaste tu exposición. Ahora voy a intentar escuchar la música que mencionas. Besos.
ResponderEliminarIba a subir la canción, pero estaba estropeada la página de goear. Espero que te guste, tiene una letra muy graciosa.
EliminarUna de pena de libro pues la sinopsis me ha llamado mucho la atención. Aunque el tema de la clasificación de los libros me parece interesante hasta el punto de darle una oportunidad y como se lee, como dices, en dos sentadas puede que le de una oportunidad. Pero, también, el tema de no tener capítulos lo veo un poco engorroso, ¿donde parar?
ResponderEliminarMuchas gracias por la reseña Leira^^
Un besote!
A mi me gustó mucho, tal vez porque los temas relacionados con la biblioteconomía los conozco bastante bien, y me resultó interesante y simpática la crítica que hace al respecto.
ResponderEliminarY luego el amasijo de pensamientos que nos transmite la protagonista es tremendo, para madurarlos poco a poco. Así como su propia soledad, que con lo triste que es, sin embargo, la autora nos la presenta con cierto humor.
Así que recomiendo esta novela.
Un abrazo
A mi tampoco me gustó demasiado. Me había hecho otra idea quizás pero me pareció un libro normalito, sin más.
ResponderEliminarBesos
Bueno, pues en vista de que os convence poco la dejaré pasar que tampoco pasa nada pro dejar alguno sin apuntar, jiji. Besos
ResponderEliminarUy, a mí me gustó muchísimo. De hecho es de esas lecturas que puedo retomar en cualquier momento. Es un libro para leer y releer y reflexionar, no un simple pasatiempo. Bueno, es mi opinión, claro.
ResponderEliminarBesos,
Me alegro que te gustase.
EliminarNo me viene a la cabeza esa canción de Sabina, así que tendré que escucharla antes de decdirme por el libro, jajaja.
ResponderEliminarPues me has intrigado, con peros y todo. Me lo llevo :D
La canción de Sabina la tengo en el post.
EliminarUna pena que no hayas disfrutado lo que esperabas con este libro. Lo tengo entre mis pendientes, pero con reseñas tan variadas, muchas expectativas no le tengo puestas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Creo que, por lo que he ido leyendo, me quedo antes con la canción que con el libro.
ResponderEliminarUna pena.
Besos